A LA DIVINA PASTORA, ORACIÓN PARA QUIENES ESTÁN DEPRIMIDOS POR PROBLEMAS AMOROSOS


A principios del siglo XVIII, en Sevilla, comenzó el culto a La Divina Pastora de las Almas. Se trata de una advocación de la Virgen María representada como una pastora celestial.
 
Su culto se ha extendido a muchos países, y sus devotos se cuentas por millones, ya que la Virgen atiende y concede sus súplicas por muy difíciles que estas sean.
 
Si sufres por problemas de amor o rupturas sentimentales no dudes en solicitar su ayuda con esta oración y ten la seguridad de que la Divina Pastora te ofrecerá consuelo y soluciones, porque nunca defrauda a sus devotos.

ORACIÓN

¡Oh Señora y madre mía!
Divina Pastora de las almas,
Señora de gran corazón
que velas por el bienestar de tu rebaño:

 Santa pastora de todos tus devotos
a los que cuidas y alimentas espiritualmente
dándoles cobijo bajo tu manto,

escuchando sus súplicas
y atendiendo las peticiones
que a ti te hacen con tanto fervor y esperanza.
 
Ante tu presencia acudo hoy,
 Soberana Madre mía
para hacerte una petición
que te ruego me concedas,
con toda la fe de mi corazón puesta en ti
y sabiendo que recibiré tu ayuda
porque tu misericordia es infinita
y no dejaras a ninguna oveja de tu rebaño
sufrir y pasar calamidades
cuando su corazón sufre por amor.

 




(exponer el problema y la petición)

Concédeme también, oh Pastora mía,
obrar en mi la singular maravilla,
que aborreciendo el odio y la envidia,
arda en mi pecho y en mi alma,
la virtud de la caridad con mi prójimo,
para ser digna oveja de vuestra dichosa grey,
como lo son en el cielo
todos los bienaventurados.

No me dejes en el abandono, Señora,
recuerda que soy tu oveja
y que de tus generosos cuidados dependo.
No me dejes caer más en la aflicción, Señora,
antes bien, cobíjame bajo tu manto,
a resguardo de peligros.

Ampárame Santa Señora,
haz que regrese a mi,
el buen ánimo y la alegría,
la dicha de un corazón feliz y enamorado,
para que con mi felicidad
pueda inundar el corazón
de quienes me quieren y sienten preocupación
por mi apatía y desconsuelo.

Divina Pastora de las almas,
cura y restablece mi espíritu,
alivia mis angustias
para que yo pueda seguir
alabando y venerando tu nombre
por los siglos de los siglos.

Amén.

A la Divina Pastora les puedes ofrendar velas de color azul celeste, y si tienes posibilidad, ofrécele también flores.



En 1703, María recibió el título de Pastora Divina, otorgado por el Padre Isidoro de España después de una visión en la que la Santísima Madre se le apareció como una pastora.
 
Durante uno de estos recorridos por las calles, las palabras de Cristo: "Yo soy el buen pastor" pasaron por la mente del Padre. Esa noche tuvo una visión de la Santísima Virgen. Ella apareció como una joven pastora con un bastón pastoral en la mano y un gran sombrero de paja cayendo sobre sus hombros.
 
A la mañana siguiente, el sacerdote se apresuró a la tienda de un artista en un suburbio de Sevilla, contando su visión; le dio a Miquel de Tovar, el artista, una orden para que se pintara una imagen de Nuestra Señora tal como se le había aparecido. "Nuestra Señora", dijo, se sentó en una roca debajo de un árbol. Su rostro irradiaba amor divino y tierno. Sobre una túnica roja llevaba una chaqueta de piel de oveja blanca como la que llevaban los pastores; De sus hombros colgaba un manto azul.
 
Un gran sombrero de paja, sostenido por una cinta, colgaba sobre su hombro izquierdo. Cerca de su mano derecha estaba el bastón de un pastor, que simboliza el amor y el cuidado que da a sus hijos. En su mano izquierda sostenía una rosa, mientras que la derecha descansaba sobre la cabeza de un cordero, que había buscado refugio en su regazo. El rebaño de ovejas que la rodeaba llevaba en sus bocas la Flor de la Virgen. 
 
Los detalles pueden variar en estas obras de arte, pero Nuestra Señora siempre es reconocible por la presencia de un ladrón y un sombrero. A veces el sombrero es grande y de paja; en otras ocasiones es de fieltro y forma según los estilos del día, lo que da una singularidad a esta interpretación de la Santísima Madre como la Divina Pastora.
 
 

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