LA MAGIA CEREMONIAL. EL PENTAGRAMA DE INVOCACIÓN


Una mujer se encuentra en el centro de una habitación normal. Los muebles han sido arrimados hacia la pared, para permitir el movimiento libre en el cuarto. Un pequeño altar en forma de cubo doble está localizado en medio del espacio despejado; su mitad inferior está pintada de negro, la superior de blanco. 

El cubo doble es un símbolo del macrocosmos y el microcosmos. Sobre el altar reposan las cuatro armas mágicas que simbolizan las fuerzas elementales. Una vara mágica negra, representa el elemento fuego; una copa dorada, llena de vino hasta la mitad, simboliza el elemento agua; un disco de cobre, el pentáculo, representa el elemento tierra, y una daga denota el elemento aire. 

La mujer está vestida con una túnica violeta y sobre su pecho se encuentra el símbolo del poder mágico, una esfera dorada dentro de la cual se han inscrito las cuatro letras del nombre divino. Encima de ella brilla una estrella de seis puntas, los triángulos entrelazados de la Estrella de David. La cintura de la mujer está rodeada por un cinturón formado por dos cuerdas de seda, una plateada y otra dorada, que simboliza el principio femenino y el principio masculino de la luna y el sol. En su cabeza se encuentra una faja de plata con la imagen de una cobra proyectada en su centro, el uraeos egipcio (la áspid sagrada). Este es el símbolo de los poderes divinos de los dioses y faraones egipcios. 

Los pies de la mujer están al descubierto, al igual que sus manos, exceptuando un anillo localizado en el dedo medio de cada mano. El anillo de la mano derecha, de oro delicadamente trabajado, tiene en su centro una piedra café llamada sardónice, la gema atribuida al signo astrológico Leo en la magia talismánica. Leo es el signo regido por el sol, el oro es el metal usado para dicha luminaria. Así, este anillo se utiliza en el dedo medio de la mano derecha para simbolizar los poderes del principio masculino, y representa el sol. El otro anillo es hecho de plata, y tiene una gran esfera de cristal en su centro; representa el principio femenino y los poderes cósmicos de la luna. 


La mujer es una sacerdotisa de la luna, iniciada en los grandes misterios de muchos sistemas mágicos. Ella puede practicar hechicería, la Cábala y magia primitiva, con la misma facilidad. Está consagrada al servicio de los dioses de la naturaleza, y el único Dios es visto en el aspecto femenino de la luna, siendo quien guarda y transmite los misterios, rinde culto y a la vez es adorada por los dioses. Efectivamente, es considerada por Dios y los hombres como la personificación de la diosa en el plano material. Tiene un nombre mágico que no puede ser revelado, pero puede ser llamada con cualquiera de los nombres dados a los dioses. De este modo, ella es Selene, Isis, Diana, Artemis, Istar y, en sus más oscuros aspectos (que de hecho los tiene), es Binah o Hécate con todos sus poderes saturnianos de muerte y destrucción. 

La mortal cobra que reluce en su frente es un símbolo doble de sabiduría y muerte. Cabalísticamente la sacerdotisa es Isis descubierta, y sus poderes pueden ser percibidos en las cartas del tarot la Sacerdotisa y la Emperatriz. Ella es la mujer perfecta, la ideal para los hombres, y su palabra es poder. La sacerdotisa ahora se mueve; limpia ritualmente la habitación, esparciendo inicialmente agua salada. Luego se mueve cuidadosamente de izquierda a derecha; este movimiento, conocido como deosil, sigue la misma dirección de las manecillas del reloj, y es una señal de magia blanca. El movimiento opuesto, de derecha a izquierda, conocido como widdershins, es una sutil invocación a las fuerzas oscuras. 

La sacerdotisa se mueve detrás del altar que mira hacia el Este, su rodilla derecha se dobla levemente, su pierna izquierda se extiende hacia atrás, coloca su brazo izquierdo sobre la parte trasera de su cuerpo y levanta el derecho frente a ella en un gesto similar al saludo fascista. Esta es la señal del zelator, uno de los grados conferidos al mago durante su iniciación. 

Los Nazis, que tomaron este símbolo y el de la esvástica de los antiguos rituales de ocultismo, fueron considerados practicantes de magia negra. Se creía que Hitler era un hechicero negro inclinado a la astrología. La razón por la cual persiguió a los judíos con tanto odio fue, de acuerdo a la magia, debido a que sabía que los judíos tenían los secretos de la Cábala, lo que los hacía guardianes de los misterios y poseedores de poderes inimaginables. Ya que la Cábala o tora esotérica es esencialmente una fuerza positiva y creativa, Hitler, dedicado a la práctica de magia negra, quiso destruir a los judíos para terminar con el poder del bien. En cierto modo intentó otorgar los poderes de la Cábala a su propia raza, para asegurar su dominio sobre el mundo entero. 

La señal del zelator abre las entradas astrales, es uno de los símbolos reconocidos y aceptados por los guardianes de las puertas elementales. 

Después que la sacerdotisa hace la señal, está lista para iniciar el ritual de desvanecer del pentagrama. El ritual comienza con la señal de la cruz cabalística. La sacerdotisa levanta la daga del altar, coloca la punta sobre su frente y dice, "Atoh" (tú eres); luego lleva la punta del puñal a su abdomen y dice, "Malkuth (el reino). Toca su hombro derecho y expresa, "Ve-Geburah" (y el poder), luego termina la señal de la cruz tocando su hombro izquierdo y diciendo, "Ve-Gedulah" (y la gloria). Une sus manos frente a su pecho y consolida la cruz al decir, "Le-Olahm" (para siempre), "Amén". 

El filo de la daga yace entre sus palmas, con su punta hacia arriba, mientras finaliza la señal. Debe ser claro hasta ahora que la señal de la cruz es también un símbolo de los cuatro elementos en armonía. La esvástica o cruz gamada es uno de los símbolos que representan a Isis llorando la muerte de Osiris. La sacerdotisa levanta la daga con su mano derecha y, apuntando hacia el Este, hace en el aire el movimiento correspondiente al trazo de un pentagrama o estrella de cinco puntas. Empieza con la punta superior de la estrella, lleva la punta de la daga hacia abajo y a la izquierda, luego la sube de nuevo a la derecha, posteriormente la cruza a la izquierda, otra vez abajo a la derecha, y finalmente de regreso hacia arriba para terminar la estrella. Este es el pentagrama de invocación de la magia cabalística. 

Hay varios pentagramas usados en magia, pero los más comúnmente conocidos son los de invocación y de desvanecer. Este último se hace de la misma forma, pero el trazo inicia en la punta inferior izquierda de la estrella.

Cuando el pentagrama se muestra con una punta en lo más alto, simboliza un hombre con los brazos y piernas extendidas, rodeándose así mismo con la voluntad del cielo. Esto simboliza la magia blanca. Con las dos puntas en lo más alto, el pentagrama representa la magia negra. 

Después de formar el pentagrama, la sacerdotisa punza su centro imaginario con la daga y vibra mentalmente el nombre de Dios de cuatro letras, Yod–He–Vau–He. De acuerdo a las correspondencias mágicas se encuentra en la parte Este y por consiguiente está bajo el gobierno del elemento aire y el arcángel Rafael. La sacerdotisa visualiza ahora el gran arcángel como un adolescente hermoso vestido con togas amarillas. Imagina una brisa suave que fluye hacia ella desde la parte correspondiente al elemento aire, y que su cabello largo y negro se arremolina alrededor de su cara. La sacerdotisa se mueve ahora hacia la derecha, hacia el punto Sur y el elemento fuego. Mueve la punta de la daga de Este a Oeste, trazando el comienzo de un círculo. En el centro de la parte Sur dibuja otro pentagrama en el aire. Esta vez el nombre de Dios que ella vibra es Adonai, que significa Señor, y es frecuentemente usado en las escrituras. El arcángel que rige el Sur es el poderoso Miguel, visualizado por la sacerdotisa como un austero hombre joven vestido con una túnica roja aterciopelada con vivos verde esmeralda. La atmósfera que rodea al elemento fuego es tropical y está saturada con el olor de flores exóticas. La sacerdotisa disfruta por un momento la sensual fragancia, luego se mueve a la parte Oeste, su daga está aún trazando el círculo protector. El Oeste está regido por el elemento agua y el arcángel Gabriel; la atmósfera aquí es fría y refrescante. La sacerdotisa visualiza una cascada que cae detrás de las alas desplegadas del arcángel. Tan intensa es su visualización que siente que las gotas de agua mojan sus mejillas mientras observa al arcángel. Gabriel es visto como un hombre en la flor de la vida, con un semblante agradable; su toga está hecha de un satín azul iridiscente con vivos de color naranja. 

El nombre de Dios que la sacerdotisa vibra aquí es Eheieh, que fue dado a Moisés por Dios desde el arbusto en llamas, y el cual significa en hebreo, Soy lo que Soy. La sacerdotisa sigue trazando el círculo y se mueve ahora hacia la cuarta dirección, regida por el elemento tierra y el arcángel Uriel. La atmósfera en esta parte es fría y fértil, detrás del arcángel visualiza enormes campos de trigo que brillan como el oro bajo el sol. Una gran variedad de huertos y árboles frutales llenan de color el entorno, y una infinidad de animales domésticos se alimentan en las fértiles llanuras. En la distancia aparecen montañas en las que trabajadores felices extraen oro y plata además de piedras preciosas, y que luego son colocados a los pies del arcángel. Esta parte Norte, es la fuente de todas las ganancias materiales; por esta razón es el sector de trabajo preferido por muchos magos, incluyendo hechiceras. Uriel está vestido con togas de matices roseta, canela negro, oliva oscuro, y citrino, los colores de la tierra y la esfera de Malkuth. Uriel es visualizado como un hombre de edad intermedia, barbado, serio y amable. 

La sacerdotisa traza el cuarto y último pentagrama, y vibra Aglah como nombre de Dios. Luego regresa a la parte Este, terminando así el círculo que comenzó ahí; abre sus manos y dice: 

"Delante de mí, Rafael.
 Detrás de mí, Gabriel.
 A mi derecha Miguel.
 A mi izquierda Uriel.
 Delante de mí las llamas del pentagrama. 
Detrás de mí brilla la estrella de seis puntas".

Posteriormente repite la cruz cabalística para terminar el ritual del pentagrama de invocación.




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