LA MAGIA Y EL ENTORNO DEL MAGO


La investigación psicoanalítica moderna ha descubierto que dentro de la mente inconsciente existen ciertos niveles de conciencia que conectan a cada ser humano con las mentes inconscientes de sus parientes y amigos, y con los procesos mentales de toda la humanidad. Este nivel de conciencia es conocido como la inconsciencia colectiva; pero más aun, el inconsciente humano forma puntos de contacto con la conciencia de animales y plantas.

La suma total de estos niveles de la mente inconsciente es llamada el superconsciente, equiparado por la magia con el dios personal del hombre. La magia usa los niveles más profundos del inconsciente para producir cambios en el mundo material. De este modo el mago cree que es posible influir en la mente de un individuo sobre el nivel inconsciente, y subordinar la voluntad de éste a su propia voluntad. Esto puede ser realizado de diferentes maneras, que trataremos más adelante. 

Sin embargo, el propósito inicial de la magia no es dominar a los demás sino fortalecer la personalidad del mago, de tal forma que pueda controlar todo su entorno y su vida en general. Eso es básicamente la magia —vida— el profundo interés por vivir, crear, manifestar poder y conectarse a Dios en la naturaleza. Incluso la magia tiene que ver con la prolongación de la vida en el mundo físico, ya que en todas sus formas reconoce que el mayor homenaje que el hombre puede darle a Dios es vivir la vida a plenitud.


Así, la magia busca desarrollar los poderes inconscientes del hombre y usarlos para enriquecer su vida y superar la pobreza y la adversidad, todo con el fin de disfrutar cada minuto del corto lapso de su existencia en este planeta. 

Los hebreos, que eran muy sabios en lo referente a magia, creían que después de la muerte, el hombre tenía que responderle a Dios por cada momento triste producido por sí mismo durante la vida, y por cada oportunidad para ser feliz que desperdiciaba. Evitar esa situación tan penosa es el principal objetivo de la magia. Podemos ver ahora que no hay nada sobrenatural en la magia, es algo real y a la vez parte del hombre. Cualquier cosa que se pueda conseguir usando la magia, es simplemente el resultado de una aplicación de las leyes conscientes o inconscientes de la naturaleza a través de la fuerza de voluntad. En este sentido, cualquier acto voluntario que produzca la realización de nuestros deseos, es un acto de magia. 

Todos practicamos magia alguna vez en nuestra vida, a menudo inconscientemente. Cada vez que deseamos que algo suceda y se cumple, cuando alcanzamos un objetivo o un sueño se hace realidad, estamos usando magia. Son practicantes de magia una esposa feliz en un suburbio, un hombre exitoso que surgió por sí mismo, y una estrella de cine. Lo que tienen en común el mago y una persona normal es la voluntad y la determinación; la diferencia entre ellos no es solamente la conciencia que tiene el mago respecto al trabajo mágico que realiza, sino también que conoce sus limitaciones. 

A veces nos encontramos luchando por alcanzar cosas que obviamente están más allá de nuestra "esfera de disponibilidad". El corto espacio que hay entre lo probable y lo improbable se conoce como la esfera de disponibilidad. La magia enseña que no hay cosas imposibles, sólo cosas improbables. El mago nunca trata de alcanzar lo improbable; lo que constantemente intenta hacer es ampliar su esfera de disponibilidad de tal forma que haya más cosas probables a su alcance. Con este conocimiento a su disposición el mago puede realizar muchas cosas usualmente imposibles para una persona normal. Considere, por ejemplo, dos hombres que quieren encontrarse con una famosa estrella de cine; juntos son individuos corrientes, decididos y carentes de un amigo influyente que pueda romper la barrera que separa el famoso del desconocido. Sin embargo, hay una diferencia entre estos dos hombres: uno es mago; el otro no.

El que no es mago decide intentar un encuentro con su ídolo. Escribe muchas cartas que son contestadas con formatos de respuestas; frecuenta el estudio, el vecindario e incluso al agente de la estrella de cine, pero sólo consigue ser capturado por la policía por considerarse un perturbador público. El mago enfrenta el problema de una manera completamente diferente. No escribe cartas y no aparece en ningún sitio donde la celebridad pudiera ser vista. Lo que si hace es concentrar su pensamiento con la idea de encontrarse con esta persona, y usa toda la magia que sabe para producir el encuentro deseado. Después de un tiempo, y aparentemente por coincidencia, encuentra a alguien que conoce la actriz personalmente. Pasa un tiempo más, y su nuevo conocido lo invita a una fiesta donde se encuentra con la estrella de cine. Este es un ejemplo de un mago que amplía su esfera de disponibilidad por medio de la magia; esto parece improbable, pero hay muchas cosas que son improbables y sin embargo están a nuestro alcance, si queremos hacer el esfuerzo. 

Hacer una fortuna, alcanzar el éxito y la fama en determinada carrera, y crear una obra maestra, son objetivos que pueden ser probables cuando se tiene fuerza de voluntad. Sin embargo, dicha fuerza es solo una de las cuatro principales leyes de la magia, que son observadas por todos lo magos, desde el cabalista hasta el doctor-brujo africano; son las siguientes: 

1. Saber 
2. Atreverse 
3. Tener voluntad 
4. Mantenerse en silencio 

El mago es un erudito deseoso por controlar la naturaleza; debe tener valor, ya que algunos de los rituales mágicos,  pueden causar miedo. Además, es un maestro del pensamiento positivo, y para él no hay negativas. También es el alma de la discreción, pues cree que el conocimiento es un poder que se pierde al ser compartido. 

Para un mago los pensamientos negativos pueden significar destrucción de su trabajo, y por consiguiente no confía en nadie para evitar tal negatividad. Estas cuatro leyes proveen un perfil de la personalidad mágica y hacen más fácil de entender el secreto de los magos. También traen nuevas perspectivas al estereotipado concepto de magia, podemos ser conscientes que la magia es en realidad parte de la eterna lucha del hombre por controlar su entorno y tener un dominio sobre sí mismo. Este control, esta maestría, puede alcanzarse solamente mediante la magia, la cual es asistida por Dios. ¿Pero cómo nos conectamos a Dios? 

A veces la sola oración no es suficiente, y entonces el hombre pierde la fe y piensa que Dios no existe. La magia reconoce la existencia de un ser supremo, y que éste a su vez desea ayudar al hombre. Pero Dios es espíritu y por consiguiente no es fácil conectarse a El; para hacerlo, debemos penetrar muy adentro de nuestra alma y viajar por el oscuro reino del inconsciente. Dios está en el ser humano. Este es tal vez uno de los secretos más ocultos de la magia. Uno no se proyecta hacia lo externo en busca de un cielo mítico para alcanzar a Dios, sino hacia adentro, donde se encuentran los palacios interiores del alma humana, el lugar donde mora el ser divino. De acuerdo a la magia, Dios, lo desconocido, es precisamente toda la creación. 

Sin embargo, cuando un hombre ora a Dios, no lo está haciendo ante la suma total del universo, hay un Dios personal proveído para ello, que es parte de una fuerza creativa, del ser que todo lo sabe, y como tal tiene todos los poderes de Dios a su disposición. 

Las ceremonias y los rituales mágicos son dirigidos hacia este dios personal que yace en nuestro interior. Alcanzarlo, identificarse con él, es el máximo objetivo del mago. En realidad, el dios personal que todos tenemos está compuesto de energías combinadas de los instintos básicos. Es un poder potencial que espera pacientemente para ponerse a disposición del hombre; todo lo que necesitamos para descubrir esta asombrosa fuerza es tener una firme voluntad y determinación, además de una conciencia total de sus limitaciones. En otras palabras, lo que necesitamos es magia.




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