RITUAL DE INICIACIÓN Y ELECCIÓN DEL NOMBRE MÁGICO


Una mujer joven se encuentra desnuda y con los ojos vendados en el centro de una habitación oscura. Sus manos están atadas con una cuerda roja que también rodea su cuello. Uno de sus tobillos está sujetado con una cuerda blanca que parece va a ser atada al otro tobillo. Mientras esta mujer permanece vulnerable frente a lo desconocido, siente que la punta fría de una espada de acero punza su pecho. 

Una voz masculina rompe el silencio total de la habitación: 

"Tú que estás en el umbral del mundo placentero de los hombres y el terrible dominio de los seres del espacio exterior, ¿tienes el valor de intentarlo?" 

Después de un breve momento de indecisión la joven responde con voz suave: 

"Sí, lo tengo". 

La voz masculina prosigue: 

"No debes intentarlo con temor en tu corazón, sería mejor morir por la espada... 

Di después de mí: 

"Tengo dos cosas perfectas —perfecto amor y perfecta confianza"—. "Tengo dos cosas perfectas —perfecto amor y perfecta confianza—" 

La mujer repite temblorosamente, y siente con alivio que la punta de la espada es retirada de su pecho. Un adolescente negro se encuentra parado mirando hacia el Este, sus ojos captan el reluciente horizonte. Los fuertes rayos del sol queman la hierba amarilla africana sobre la cual yace el joven.
 

Unas manos le cortan lenta y deliberadamente tiras de carne de su ensangrentado pene con un cuchillo largo y afilado. La cara del joven también está llena de sangre, luego le es frotada arena sobre las cisuras verticales que desfiguran sus mejillas. 

El muchacho balancea su peso de un pie a otro; sus ojos se nublan, parpadea y aprieta su boca; ningún sonido sale de sus labios. 

Una mujer mayor se encuentra sola frente a un altar; sobre él ha ubicado dos velas aún sin encender. Hay una silla al frente, y un espejo bastante grande está suspendido sobre la pared justo encima del centro del altar. Con sus manos frías pero firmes, la mujer enciende un fósforo y prende la vela de su lado izquierdo. Sus labios se mojan con nerviosismo antes de pronunciar las palabras que ha memorizado cuidadosamente durante varias semanas: 

"Luz sagrada, símbolo de la más fuerte luz de la sabiduría divina, lanza tus rayos en medio de la oscuridad e ilumina mi camino...". 

Ahora prende la vela de su lado derecho, y continúa: 

"Los rayos luminosos pueden simbolizar el alivio del dolor como lo hizo la luz de la sabiduría divina al llegar al hombre". 

La mujer se sienta sobre la silla que está frente al altar y mira fijamente hacia el espejo. La luz de las velas en la oscura habitación engaña su visión, se imagina que hay sombras apilándose dentro del espejo; traga saliva y cierra los ojos momentáneamente. Sus manos se aferran a sus rodillas y abre los ojos de nuevo. Hay una mirada de firme determinación sobre su cara mientras empieza a hablar una vez más:

"Antes de que cruce el umbral mental y espiritual de un mayor entendimiento, debo encarar con valor las realidades que por mucho tiempo han estado en las sombras de mi mente engañándome y frustrándome. Ahora necesito dentro de mí la fortaleza de lo divino". 

De nuevo se pone de pie, se inclina frente al altar, y dibuja una gran cruz sobre la superficie del espejo. Después de retornar a la silla, su cara está sosegada y ya no se siente nerviosa. Ha tenido éxito en su encuentro con "el desafío" El desafío básicamente representa lo que es una iniciación. 

El candidato es retado a pasar la experiencia horrorosa de la Iniciación si desea conocer los misterios, y la única defensa que tiene, durante las muy a menudo terribles experiencias del ritual de iniciación, son su coraje y determinación. Todas las verdaderas iniciaciones consisten de sucesos humillantes o temibles para el iniciado. El temor o la humillación son ingredientes necesarios de la iniciación, ya que el aspirante debe probar su fuerza de voluntad para entregar todo su ser durante el proceso de iniciación. En realidad cada iniciación supone un ciclo de vida y muerte en un sentido mítico y espiritual. 

La personalidad del iniciado desaparece durante el ritual y nace de nuevo espiritualmente después de pasar una experiencia horrorosa. Las transiciones mentales y espirituales experimentadas por el iniciado, son sentidas profundamente dentro de su mente inconsciente. Lo que él ha experimentado es el primero de muchos contactos con su inconsciente. Como resultado ha aprendido a vencer el temor de la muerte física y se ha dado cuenta de la gran importancia del alma eterna que está por encima de su cuerpo. 

El efecto de una iniciación mágica es una mayor conciencia mental y espiritual, que también trae consigo el conocimiento de los verdaderos poderes mágicos, que a su vez están latentes en el iniciado, pero necesitan el desafío de la iniciación para poder ser desarrollados y llevados a la mente consciente. 

Este ejemplo de ritual es típico de la primera iniciación.  Es un rito de pubertad africano; a un joven se le prueba el valor y la resistencia para prepararlo en su futuro papel de hombre y guerrero. Una vez cumplido dicho requerimiento, la terrible experiencia finaliza y la puerta de los misterios se abre para el nuevo hombre. 

Una de las primeras cosas que el iniciado debe hacer antes de la ceremonia es escoger un nombre nuevo que lo identificará en su nueva personalidad mágica. Este nombre es elegido de acuerdo a las aspiraciones mágicas del iniciado, o como una representación de sus mejores características. El nombre puede ser simbólico o tomado de los antiguos dioses. 

En la hechicería, nombres mágicos como Circe y Selene son comunes, al igual que nombres alegóricos como Alba y Serena. La magia trascendental, el más grande sistema de esta disciplina, prefiere nombres inspirados del latín como Omnia Vincam y Perdurabo; los nombres escogidos por Víctor Neuburg y Aleister Crowley son sus identidades mágicas. Esta práctica se observa también en los magos primitivos. Por ejemplo, los yorubas, que tienen un sistema de magia bastante sofisticado, dan al iniciado el nombre del dios que preside en el ritual, adicionando uno más para identificar al aspirante. De este modo, un iniciado del dios Changó podría ser llamado Changó-Ilé, que significa la casa de Changó. 

El nombre mágico es uno de los secretos del mago; la mayoría de sus poderes pueden ser afectados si su nombre mágico es conocido. Esta antigua costumbre mágica de cambiar de nombre, es también vista en la ceremonia católica de la confirmación cuando los niños cumplen trece años, se les asigna un nombre nuevo que a menudo corresponde a un ángel o santo católico. 

El significado de un nombre nuevo durante una iniciación mágica está relacionado con el renacimiento de la personalidad que se cree ocurre después de la iniciación. El vendaje de los ojos y la atadura de las manos y los pies, que se involucran en muchos ritos de iniciación, simboliza la ignorancia del iniciado acerca de los misterios y el sometimiento a su cuerpo material impuro. Cuando finaliza la iniciación las manos y los pies son desatados y la venda es removida; el iniciado está cara a cara con su dios personal, su inconsciente profundo, y ahora puede empezar su nuevo camino hacia el conocimiento y la sabiduría. 

Una personalidad trascendental y los poderes que forman parte de ella, marcan la transición en la nueva vida del mago y reemplazan sus cualidades meramente humanas. La muerte mística que el mago resiste durante su iniciación es necesaria, pues la nueva vida no puede comenzar si la anterior no ha finalizado. Es en cierto sentido, rebautizado en los fuegos del espíritu en lugar de las aguas del cuerpo. 

Como los bautismos religiosos, los bautismos mágicos sugieren la expulsión de los demonios y la liberación de los pecados. Cuando un bebé nace luego es ritualmente liberado del pecado original; análogamente el mago después de la iniciación renace de la matriz de la materia, y su mente y espíritu son renovados. 

Ceremonias tales como la bar mitzvah judía son también ritos de iniciación de gran antigüedad. Han sido incorporados a través de los siglos como ceremonias litúrgicas en las grandes religiones, pero sus orígenes pertenecen a los ritos mágicos de nuestros antepasados. 

La ceremonia de iniciación, lejos de ser una experiencia exclusiva del mago, es una característica importante y extendida de nuestra sociedad e indica el estatus de los individuos dentro de ella. No hay diferencia si usted es un hechicero, una monja católica o una persona bautizada, siempre que haya pasado su adecuada iniciación y su nueva personalidad haya emergido con un nuevo nombre y otra identidad. Es entonces un miembro aceptado de un grupo al que está unido por una semejanza de creencias y aspiraciones.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

En esta sección de comentarios puedes dejar tus peticiones, mensajes, frases y poemas de amor.