RECETAS PARA HACER EL MÁGICO POLVO DE AMOR SEGÚN LOS ANTIGUOS

 

La receta para hacer el verdadero "Polvo de Amor" ha sido tomada del Gabinete Dorado de los Secretos del pseudo Aristóteles.

PARA HACER EL VERDADERO POLVO DE AMOR:
 
"Se toma enula, semillas de flores, verbena, y bellotas de muérdago. Después de secar todo esto muy bien en un horno, se machaca bien hasta pulverizarlo.
 
Se echa en un vaso de vino y se le da a la persona excogida, produciendo efectos maravillosos a favor de la persona que lo suministra".
 
El Papiro Ebers da variedad de fórmulas para filtros, siendo los polvos de amor las pociones y los filtros frecuentemente citados en literatura.
 
Demócrito era famoso por su talento en la preparación de drogas amorosas; Paracelso escribe sobre ellas pero no da recetas. Shakesepare atribuye el poder de Otelo sobre Desdémona a la "Conjuración y poderosa magia que has practicado sobre ella con impuro encanto has abusado de su delicada juventud con drogas y minerales que debilitan sus movimientos".
 

Las raíces de acebo marino tenían gran reputación como tónico amoroso entre los caballeros ingleses de las días de la Reina Isabel, y llegó a ser muy popular una mezcla con esas raíces de eringo con azúcar que llevaba el nombre de "Confite de Beso".

En la traducción que hizo Dryden de "Los Sátiros" de Juvenatl, hay una referencia a los disipadores:
 
"Quien danza lascivamente en un baile nocturno clama por eringos calientes y ostras gordas".
 
La moda fue revivida en el siglo diecisiete, y un boticario llamado Burton abrió una fábrica en Colchester para hacer dulces de acebo marino.
 
Drayton se refiere al efecto mágico del eneldo en las pociones, y los dramaturgos y poetas del siglo de la restauración hablan libremente del uso de hierbas y polvos eróticos.
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Rowland, en una de sus obras, da la receta para hacer polvo de Paloma Torcaz, el que hace bullir el amor en el corazón de la que la toma.
 
"Dadme una paloma torcaz y en el horno deja que se ase en polvo la convierto cuando se seca; este polvo en un vaso de vino lo vierto inclinado al amor a la que lo beba".
 
Durante el Renacimiento los brujos y boticarios hicieron un negocio próspero con el encante del amor y la copa del amor, en todas partes de Europa; y en Venecia cuando el amor y el placer alcanzaron las más grandes alturas, se publicaron libros conteniendo recetas con ingredientes curiosos y a veces revolucionarios para inspirar pasiones amorosas. La sangre de las pelirrojas, las partes obscenas de los animales, los corazones y lenguas de los sapos y culebras, y la sangre de murciélagos eran los ingredientes usuales.
 
Un ingrediente muy común era el hipomanes (una membrana muy delgada que se encontraba a veces cubriendo la cabeza de un potro recién nacido).
 
"Entonces destila el hipomanes, llamado así por los pastores, como veneno de sus partes inferiores hipomames del que las malas madrastras se surten y mezclan con hierbas que atraen la mala suerte".

Había una unción muy íntima entre los filtros y los venenos, y el fabricante del uno no daba importancia a la administración del otro. El agua de la magnanimidad de Hoffman, que conquistó su fama en el siglo diecisiete, se dice que contenía hormigas aladas maceradas en alcohol. La primera hormiga alada prescrita en medicina por Rhazes, era a veces sustituida por la mosca española o ambas combinadas. La referencia que se hacía en las obras teatrales de los siglos diecisiete y dieciocho, era probablemente a las cantáridas.
 
"Directo al boticario fui y en polvo de amor mi dinero gasté; pase lo que pase, el Domingo después de orar, cuando Lubberkin vaya a la cervecería echaré moscas en su pichel y entonces el zagal arderá de amor".

 

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