LLEGÓ A MI CORAZÓN (POEMA DE AMOR)


 
Una mujer tierna
ablandó mis ansias.
 
Una mujer tierna
entre mis esperanzas.
 
Unos labios dulces
que llenaron mi vida.
 

ORACION AL ANIMA SOLA PARA PEDIRLE QUE AMANSE Y AMARRE A TU AMOR

 
Ánima Sola del purgatorio,
ánima de la paz y no de la guerra,
ánima de Dios,
que estás en el purgatorio
sedienta, desconsolada y sufriente,
te pido y te suplico que entres en el corazón

de …...............

no le dejes tener gusto ni placer
para comer, ni para beber,
ni para acostarse con ninguna persona,
ni ocio ni diversión,
solo sentir tristeza y abandono
hasta que no venga a mis pies,
así como vino nuestro Señor Jesucristo
a morar en nuestra casa.
 

MIS LABIOS YA NO SIENTEN (POEMA DE AMOR)


Cuando volveré a
si mis labios ya no sienten.
 
Cuando volveré a vivir
si tengo la cabeza ausente
de tanto andar,
de tanto trabajar.
 

UN CUENTO DE AMOR VERDADERO

 
El auxiliar de la parroquia:
Un cuento de amor verdadero
 
Había una vez, en una diminuta ciudad de provincias bastante alejada de Londres, un hombrecito llamado Nathaniel Pipkin, que trabajaba en la parroquia de la pequeña población y vivía en una pequeña casa de High Street, a escasos diez minutos a pie de la pequeña iglesia; y a quien se podía encontrar todos los días, de nueve a cuatro, impartiendo algunas enseñanzas a los niños del lugar.
 
Nathaniel Pipkin era un ser ingenuo, inofensivo y de carácter bondadoso, de nariz respingona, un poco zambo, bizco y algo cojo; dividía su tiempo entre la iglesia y la escuela, convencido de que, sobre la faz de la tierra, no había ningún hombre tan inteligente como el pastor, ninguna estancia tan grandiosa como la sacristía, ninguna escuela tan organizada como la suya.
 
Una vez, una sola vez en su vida, había visto a un obispo... a un verdadero obispo, con mangas de batista y peluca. Lo había visto pasear y lo había oído hablar en una confirmación, y, en aquella ocasión tan memorable, Nathaniel Pipkin se había sentido tan abrumado por la devoción y por el miedo que, cuando el obispo que acabamos de mencionar puso la mano sobre su cabeza, él cayó desvanecido y fue sacado de la iglesia en brazos del pertiguero.

Aquello había sido un gran acontecimiento, un momento fundamental en la vida de Nathaniel Pipkin, y el único que había alterado el suave discurrir de su tranquila existencia, hasta que una hermosa tarde en que estaba completamente entregado a sus pensamientos, levantó por casualidad los ojos de la pizarra -donde ideaba un espantoso problema lleno de sumas para un pilluelo desobediente- y éstos se posaron, inesperadamente, en el radiante rostro de Maria Lobbs, la única hija del viejo Lobbs, el poderoso guarnicionero que vivía enfrente. Lo cierto es que los ojos del señor Pipkin se habían posado antes, y con mucha frecuencia, en el bonito semblante de Maria Lobbs, en la iglesia y en otros lugares; pero los ojos de Maria Lobbs nunca le habían parecido tan brillantes, ni las mejillas de Maria Lobbs tan sonrosadas como en aquella ocasión.
 
No es de extrañar, pues, que Nathaniel Pipkin fuera incapaz de apartar su mirada del rostro de la señorita Lobbs; no es de extrañar que la señorita Lobbs, al ver los ojos del joven clavados en ella, retirara su cabeza de la ventana donde estaba asomada, la cerrara y bajase la persiana; no es de extrañar que, inmediatamente después, Nathaniel Pipkin se abalanzara sobre el pequeño granuja que antes le había molestado y le diera algún coscorrón y alguna bofetada para desahogarse. Todo eso fue muy natural, y no hay nada en ello digno de asombro.
 

ORACION A SAN MARCOS DE LEON PARA AMANSAR, AMARRAR Y QUE REGRESE TU PAREJA SIN RENCORES


Glorioso San Marcos de León
Reconocido es tu poder para amansar
pues lo conseguiste con enemigos y fieras,
y también con los más duros corazones.
 
Bendito santo socórreme
y préstame tu ayuda
ablandando y sometiendo el corazón
de______________
 
Oh San Marcos de León,
así como tu calmaste la sed del león
calma la sed de mi corazón
y permíteme conseguir reinar
en el corazón de ___________
 

EL PADRE ESCRUPULOSO (CUENTO ROMANTICO)


Era día de mercado en la pequeña ciudad; a la una en punto, un grupo de aldeanos rodeaba la mesa de El Galgo, atraído por sus apetitosos olores y la espuma de su cerveza ambarina.
 
En otro comedor menos espacioso, preparado para dar cabida a quienes no tenían sitio en el principal, se sentaban -además de tres clientes habituales- dos personas de aspecto muy diferente: un hombre de mediana edad, calvo, delgado, anodino, aunque de lo más respetable, a juzgar por su modales y por su vestimenta, y una joven, sin duda hija suya, de veintitantos años, casi treinta, cuyo sencillo vestido parecía armonizar con un rostro de serena belleza y unos ademanes tímidos no exentos de gracia. Mientras esperaban la comida, conversaban en voz baja; sus breves comentarios y exclamaciones hablaban de un largo paseo desde el balneario que había en la costa, a escasas millas. A su manera tranquila, parecían haber disfrutado, y era evidente que almorzar en una posada era para ellos una especie de aventura. La joven arregló con cierta torpeza el ramo de flores silvestres que había cogido, y lo colocó en un vaso de agua para que no perdiera su frescor.
 
Cuando llegó una mujer con las viandas, padre e hija guardaron silencio; después de unos momentos de indecisión y de miradas mutuas, empezaron, algo nerviosos, a comer con apetito.

Apenas habían recobrado su modesta confianza cuando se oyó en la entrada una voz viril, canturreando alegremente, y los dos advirtieron la presencia de un joven alto, pelirrojo y cualquier cosa menos guapo, acalorado y sudoroso del sol del camino. Su chaqueta abierta dejaba ver una camisa azul de algodón sin chaleco, llevaba en la mano un viejo sombrero de paja, y una gruesa capa de polvo cubría sus botas. Cualquiera habría pensado que se trataba de un turista de los más ruidosos, y su potente «¡Buenos días!» al entrar sonó como una grave amenaza contra la intimidad; por otro lado, la rapidez con que se abrochó la chaqueta, así como la discreta elección de un lugar lo más alejado posible de los dos comensales a los que su llegada perturbaba, indicaba cierto tacto.

 

ORACION A SANTA MARIA MAGDALENA PARA CONSEGUIR UN AMOR IMPOSIBLE

 
Gloriosa María Magdalena,
amor de nuestro Señor Jesucristo,
bendita mujer que conseguiste alcanzar plenamente
su corazón, su comprensión, su amistad, su amor,
y tu te entregaste a El con todo tu ser,
bendita entre las benditas,
que supiste conseguir el mas difícil de los amores,
y ahora gozas con El en el cielo.

Lleno (a) de desesperación recurro hoy a ti,
comprensiva y bienaventurada María Magdalena,
para que poses tus compasivos ojos sobre mi
y me prestes tu ayuda y favor
para sanar de mis penas y desdichas,
ya que mi corazón esta deshecho,
roto por una amor incomprendido,
y sufro la desolación, el sufrimiento y la angustia
de quien no es correspondido por su amado (a).
 

ORACIÓN A SANTA MARIA MAGDALENA PARA PEDIR POR UN AMOR IMPOSIBLE


Gloriosa María Magdalena,
amor de nuestro Señor Jesucristo,
bendita mujer que conseguiste alcanzar plenamente
su corazón, su comprensión, su amistad, su amor,
y tu te entregaste a El con todo tu ser,
bendita entre las benditas,
que supiste conseguir el mas difícil de los amores,
y ahora gozas con El en el cielo.
 
Lleno (a) de desesperación recurro hoy a ti,
comprensiva y bienaventurada María Magdalena,
para que poses tus compasivos ojos sobre mi
y me prestes tu ayuda y favor
para sanar de mis penas y desdichas,
ya que mi corazón esta deshecho,
roto por una amor incomprendido,
y sufro la desolación, el sufrimiento y la angustia
de quien no es correspondido por su amado (a).
 
Santa María Magdalena, te suplico:
ayúdame, ayúdame, ayúdame,
abre el corazón de mi amado para mi,
procura que me vea con benevolentes ojos,
que aprecie mis virtudes,
que sea tolerante con mis defectos,
que aparezca irradiando belleza ante sus ojos,
y que de esta manera se fije en mi,
me premie con su amistad y su amor
y los deposite en mi persona.

Tu sabes que mi vida sin él (ella) no es vida,
es solo tristeza, dolor y depresión
y que temo no poder seguir soportando
durante mas tiempo esta situación,
porque aunque lo he intentado,
no puedo olvidar, no puedo renunciar,
mi amor supera los limites de la cordura,
mi corazón no late si no es por él (ella).

 
Ayúdame, ayúdame te suplico,
ten compasión de mi,
otórgame tu confianza y tus dones,
pues no hay nadie que me pueda comprender
mejor que tu, que tanto amaste y tanto sufriste,
y que hoy gozas de tu preciada recompensa,
tan merecida y deseada por ti.
 
Concédeme el amor de _______________
gloriosa santa y protectora mía,
que yo ___________________
te prometo cuidar día a día de ese amor,
y siempre seré tu devoto (a) y alabare tu nombre,
por la concesión de tu favor y tu gracia,
hasta que un día llegue a reunirme contigo en cielo,
pueda gozar de tu presencia y de la gloria divina,
por los siglos de los siglos,
amen.